TIPOS DE BULLYING

El acoso es un fenómeno complejo, marcado por numerosos factores psicológicos (tanto para la víctima como para el agresor) y reducirlo a tipos lo simplifica demasiado y nos hace creer que la vida real es así. No obstante, teorizarlo de esta manera nos ayuda a poder identificarlo más rápido.

Generalmente y en el presente el bullying se divide en seis tipos:

• Bullying físico

Esta es la forma más común de intimidación, especialmente entre los más jóvenes. Implica el contacto físico, normalmente manifestado a través de empujones, golpes y palizas de uno o más acosadores a una víctima. A veces también hay robos o daños intencionales a las pertenencias de la persona perjudicada. Se considera una de las peores formas de bullying porque quienes la padecen, además de recibir serios daños psicológicos, pueden llegar a sufrir daños físicos graves y peligrosos.

• Bullying psicológico

El hostigamiento, la intimidación, la extorsión, la manipulación y las amenazas pueden ocurrir en este contexto. Este comportamiento desgasta la autoestima de las víctimas y alimenta su miedo, otro problema del que los profesores o padres son menos conscientes, ya que es una forma de acoso entre bastidores. Los acosadores a menudo usan el bullying psicológico para resaltar, reforzar o enfatizar conductas anteriores y, de esta forma, la amenaza permanece latente. Estas acciones incrementan la intensidad de la violencia, puesto que el acosador cobra más poder al ser capaz de acosar incluso en presencia de personas con autoridad. La sensación de impotencia y vulnerabilidad de la víctima aumenta porque percibe esa audacia como una amenaza que tarde o temprano se hará más fuerte. Esto incluye, por ejemplo, una mirada, una mueca o un gesto desagradable. En estos casos, se daña de forma directa la autoestima de la víctima, lo que suele derivar en trastornos mentales y emocionales como la ansiedad o en problemas para relacionarse con la gente.

• Bullying verbal

La segunda forma más común de acoso es la intimidación verbal, que se compone de actos y palabras destinadas a causar daño psicológico. Dichos comportamientos pueden incluir la discriminación, la difusión de rumores, la participación en actos de exclusión y la repetición de bromas ofensivas, insultos, amenazas, burlas, etc.

• Bullying sexual

Este tipo de acoso abarca actividades o comentarios sexuales. Algunos ejemplos: la mención abusiva de las partes íntimas de la víctima, la divulgación de rumores pornográficos o la publicación a la red de fotografías de la víctima desnuda o siendo objeto de contenidos pornográficos. Esto también incluye la discriminación homofóbica, que se refiere a la orientación sexual del afectado o afectada. En el peor de los casos, puede conducir a la agresión sexual de la víctima.

• Bullying social

Pretende alejar al niño, niña o adolescente de los demás mediante el descuido, el aislamiento y la exclusión. Puede ser directo: no dejar que pertenezca a un grupo social, ni que participe en una actividad, expulsarle de grupos interactivos en redes sociales... También hay maneras indirectas: ignorar, tratar como un objeto o hacer como que no existe.

• Ciberbullying

Este tipo de acoso es cada vez más común con la adopción masiva de nuevas tecnologías. Es alarmante, dado el alcance que pueden tener los actos de humillación y el hecho de que el acosador puede permanecer en el anonimato. Los canales son muchos y variados: redes sociales, mensajes de texto, páginas web, blogs, juegos online, correos electrónicos, etc. Suelen perpetuarse comentarios, fotografías o vídeos con el fin de ridiculizar a la víctima, fotografías tomadas sin su permiso, críticas a sus familiares y amigos, religión, nivel socioeconómico, etc. A menudo, el ciberbullying se complementa con una o más formas de acoso, lo que significa que la víctima no puede escapar de los acosadores ni al acabar las clases.