¿QUÉ ES EL BULLYING?

Aunque existen numerosas definiciones, todas concuerdan en que el bullying corresponde a una forma de violencia interpersonal en la que una o más personas ejercen poder sobre otra a través de la agresión. Este concepto se trata normalmente en el ámbito escolar, que es donde suele estar presente. No obstante, el acoso puede ocurrir también en ámbitos como el hogar y el trabajo.

Hay que recordar que nos encontramos ante un comportamiento intencionado y repetitivo y, aunque se pueda ligar a cuestiones de raza, sexo, género, orientación sexual, aspecto, religión o discapacidad, es más una cuestión de poder y control. Lo habitual es imaginarse empujones, patadas y puñetazos, pero existen más formas de acoso: insultar, burlarse, excluir, difundir rumores, publicar comentarios hirientes en redes sociales, etc. El acoso puede causar una serie de efectos negativos en las víctimas, como depresión, ansiedad, aislamiento social y pérdida del disfrute de la vida, por mencionar unos pocos. Incluso puede llevar al abandono escolar y a intentos de suicidio.

En el caso de los adultos se acostumbra a hablar de acoso laboral o mobbing. Tiene las características del escolar, pero a este se le puede añadir el acoso sexual. La diferencia entre el bullying que se ejerce entre niños y el que sucede entre adultos es el impacto en cierta etapa temprana de la vida. Muchos investigadores defienden que recibir acoso en la infancia o adolescencia marca considerablemente el desarrollo del joven cuando se hace mayor, pudiendo perjudicar seriamente su salud mental.